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"El sueño de Heródoto" (óleo). Dante Amerisi, 1998.

"El sueño de Heródoto", óleo sobre lienzo (120×80 cm). Dante Amerisi, 1998.
"El sueño de Heródoto" (detalle). Dante Amerisi, 1998.
"El sueño de Heródoto" (detalle). Dante Amerisi, 1998.
"El sueño de Heródoto" (detalle). Dante Amerisi, 1998.
El sueño de Heródoto es una pintura de formato mediano, compuesta de varias figuras blanquecinas y transparentes sobre un fondo que se parte en dos: una parte ocre en la mitad baja, y otra azul en la mitad alta, ambas unidas por una franja blanca, nebulosa y curvada, que representa la línea del horizonte. Esto es lo que un espectador percibe a simple vista. Para observar los detalles, hay que acercarse y mirar detenidamente. Quizá las figuras no parezcan tener relación alguna, pero el título da el tema: Heródoto y la historia. Como es sabido, Heródoto es considerado el padre de la historia, así que esa es la temática central. Pero hay otra pista más, que es muy personal. Al centro, en la parte baja, hay una figura de ajedrez, un caballo, sobre un tablero formado por cubos. El caballo de ajedrez siempre aparece en mis cuadros cuando hay una cuestión personal en ellos, como si fuera un elemento que me representara en ese mundo pictórico y bidimensional. Es como una manera de estar ahí dentro, no como una firma, sino como una huella. Y la razón es que Los nueve libros de la historia fue el primer libro que leí de manera formal, en mi juventud.

En la esquina superior derecha puede verse la figura de Poseidón, dios del mar según la mitología griega. Este se une también por una descarga eléctrica, a dos manos que casi se tocan por los dedos, tomadas del fresco de la creación de Miguel Ángel. Estas dos imágenes no solo representan a la religiosidad y al arte que la plasma para la historia, sino que simbolizan el sincretismo de las mitologías. Es decir, la idea de que un relato de una civilización antigua es adoptado y transformado por otro grupo humano, como es probable que ocurriera con el Poema de Gilgamesh y la historia del Diluvio Universal. Estas imágenes también simbolizan esa transición de la religión politeísta griega a la monoteísta judeocristiana, tal y como lo noté en mi niñez.
A continuación, se puede ver un galeón español, que representa el instinto humano de la exploración y del descubrimiento. En su tiempo, Heródoto debió viajar por el mundo entonces conocido, para poder escribir su historia. Heródoto es, pues, no solo el primer historiador del mundo, sino un explorador de lugares y un descubridor de relatos. El galeón también nos recuerda la importancia en la historia humana de los viajes marítimos que unieron lugares distantes, favoreciendo el comercio y el intercambio de ideas.
El galeón se conecta por un rayo de electricidad a una mujer que representa la época actual. Es decir, el paso de una época antigua a la contemporánea. Al centro, una mano que sostiene una moneda, que parece recoger de una pila de monedas. Esto no solo representa a la idea del dinero y del comercio, sino también a la riqueza. Ambas cosas frecuentemente reseñadas por la historia. Pero también, y aún más importante, al acto de pagar, que implica el uso de un cálculo matemático. La idea del cálculo matemático se refuerza por la cercanía del tablero de ajedrez, ya que, de acuerdo a la leyenda, Sissa, el inventor del ajedrez pidió como recompensa al rey que le diera los granos de arroz que resultaran al doblar la cantidad de granos por cada uno de los cuadros del tablero, comenzando desde un grano. El rey no tenía idea de la cantidad tan inmensa de granos que tendría que poner por los 64 cuadros. Para saber dicha cantidad, se aplica una sencilla ecuación: 2 elevado a la sexagésima cuarta potencia. El tablero de ajedrez se conecta a su vez con una tarjeta de computadora con microchips, representando a la herramienta de cálculo actual por excelencia. Recuerdo que al pintar jugaba con la palabra en inglés, “ship”, que significa nave o barco, y la de microchip, que suena de forma similar, y yo la interpretaba como micro nave.
A la izquierda se puede ver una estatua de Gea, la diosa griega que representaba a la Madre Tierra, sosteniendo un orbe, un mundo.
Finalmente, al centro se ve una neurona, que es una célula del sistema nervioso que recibe, procesa y transmite información a través de señales químicas y eléctricas en el cerebro. Esta neurona se interconecta con las imágenes antes descritas, simbolizando así las sinapsis para lograr el procesamiento de datos, la memoria y la definición de conceptos que realiza la mente humana.
Dante Amerisi.
"El sueño de Heródoto" (óleo). Dante Amerisi, 1998.
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"El sueño de Heródoto" (óleo). Dante Amerisi, 1998.

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